Martín Haguna trabaja en un barrizal para extraer esa arenilla gris obscura por la que le pagan bien. Vive alejado de su casa y de su familia y duerme en la selva por miedo a que bandidos o rebeldes le roben el coltán conseguido durante duras jornadas de trabajo. Como Martín hay miles de personas, antiguos agricultores y ganaderos, hoy mineros en las selvas tropicales de la R. D. del Congo. Hay quienes se han visto obligados al cambio a causa de la guerra; otros han sido arrastrados por la fiebre del coltán.
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