MANIFIESTO MAYO 1999
LA DIGNIDAD DEL TRABAJO: UN VALOR SACRIFICADO
AL MERCADO
El 1 de Mayo representa la lucha histórica de
los trabajadores por el derecho y el deber a un trabajo digno que permita
a la persona proveerse de los medios necesarios para su subsistencia y
la de sus familiares.
Esta lucha sigue teniendo sentido hoy porque el
mercado ataca directamente la dignidad del trabajador, reduciéndolo
a pura mercancía de compra y venta.
CONSTATAMOS:
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Que el trabajo humano es una simple mercancía sujeto a la
oferta y la demanda.
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La existencia de jóvenes que no llegarán a conseguir un empleo,
sin proyecto de futuro, convirtiéndose en una persona pordiosera,
suplicante de un trabajo, el que sea, aunque sea explotado, con una respuesta
nula por parte de los trabajadores, resignándose a que "las cosas
son así".
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El sistema neoliberal ha convertido el trabajo en una mercancía
más, sometida a las mismas leyes mercantilistas de la rentabilidad,
la competitividad y el beneficio, anulando así la dimensión
personal del trabajo como vocación y desarrollo de las cualidades
y capacidades de cada persona. Ha invertido la relación humana entre
el hombre y el trabajo: en lugar de estar el trabajo al servicio del hombre,
es el hombre el que está al servicio del trabajo.
DENUNCIAMOS:
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Un poder político que permite y encubre la precarización
del trabajo, fomentando los movimientos de capitales y el auge de las multinacionales
por encima de los derechos de los trabajadores; la creación y potenciación
de las empresas de trabajo temporal, que hace mas precario el trabajo.
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Unos sindicatos cada vez más burocratizados y colaboracionistas
que permiten, mediante pactos con el gobierno y los empresarios, una mayor
flexibilización del mercado laboral.
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El enfrentamiento de los trabajadores al que son sometidos por el sistema
neocapitalista, al sustituir el trabajo humano por las nuevas tecnologías,
en una búsqueda insaciable de ganancias.
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A nivel internacional, la política neoliberal se traduce en salarios
míseros, esclavitud infantil, falta de derechos sindicales y explotación
sin límites.
PROPONEMOS:
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La creación de una nueva cultura cuyo fin último sea el respeto
a la dignidad del hombre, como trabajador y como persona.
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Sustituir la agresividad competitiva por un cambio cultural que afecte
a las relaciones de comunicación humana como primer instrumento
de paz y justicia.
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Descubrir que el enemigo está metido dentro de nosotros, que el
sistema neoliberal no es sólo un agente externo, sino que lo llevamos
dentro, y es contra él contra quién tenemos que luchar.
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La competitividad a ultranza debe ser rota por la solidaridad: Del Norte
con el sur, de la ciudad con el campo...
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Romper con la economía neoliberal, la especulación y la demagogia
política, promoviendo experiencias autogestionarias que, desde unas
ofrmas de vida austeras, sean muestras de solidaridad con los más
necesitados de nuestro mundo.
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