REFLEXIONES ANTE LAS ELECCIONES EUROPEAS
El modelo de Europa que se ha ido construyendo a través de la firma de los sucesivos tratados desde Roma en 1957, pasando por el Acta Única en 1986, Maastricht en 1992, Ámsterdam en 1997, Niza en 2000, hasta el actual proyecto de Constitución europea, culminación de los anteriores, impone un sistema político y económico neoliberal, contrario a los intereses de la mayoría de la ciudadanía, de los pueblos de Europa y a la necesaria solidaridad con los países empobrecidos del Sur. La prueba es el proyecto de Constitución europea que se pretende aprobar, una vez pasadas las elecciones europeas, y cuyo objetivo es legitimar el neoliberalismo, no ya como una opción ideológica entre otras, sino como un principio constitucional, al que se le da rango de ley y se excluye del debate político. Una Constitución que consagra las estructuras que están en el origen de la injusticia, violencia y desigualdad social como son:
- Un ordenamiento legal que defiende el más absoluto derecho individual de propiedad de toda clase de bienes, sin frenar, desde la legalidad, el afán de enriquecimiento ni la consiguiente acumulación de poder político y económico del capital financiero y bancario, las multinacionales, la industria armamentista, y sus lobbies. Como consecuencia un ordenamiento legal que no garantiza los derechos básicos como el derecho al trabajo, a un salario justo, a una protección frente al desempleo, la vejez, la enfermedad,...
- Un modelo económico que se opone frontalmente a cualquier política social, ambiental o de justicia con el Sur que ponga en cuestión sus beneficios y ganancias, que impide cualquier restricción al libre movimiento de capitales no sólo dentro sino también fuera de la UE, y que persigue el desmantelamiento gradual de los servicios públicos para su privatización y mercantilización completa de la sociedad.
- Un déficit democrático, en la medida que la soberanía ciudadana y nacional va cediendo terreno a instancias supranacionales y transnacionales de tipo económico y monetario, que son las que marcan las directrices y pautas políticas a seguir por los gobiernos nacionales y que están fuera de cualquier control y rendición de cuentas. Instancias cuyo objetivo es hacer del mundo un mercado universal sin barreras para el capital, pero con alambradas para que los empobrecidos no puedan reclamar los beneficios del despojo de su trabajo y recursos naturales.
- Una cultura de la guerra, en la que la "seguridad" no se basa ya en la garantía de los derechos fundamentales de las personas y los pueblos, sino en la subordinación de las libertades políticas y cívicas a la libertad del mercado y las transacciones financieras.
Frente a esto, necesitamos construir una Europa de la cultura, lo social y lo político, una Europa de la convivencia en paz, y para ello la Europa neoliberal, militarizada y excluyente nos estorba por injusta, inmoral e inviable.