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Vivimos en un momento de la Historia de la humanidad donde el diálogo y el encuentro no son simplemente un camino posible, una opción, sino una vía imprescindible para la supervivencia, la permanencia, de los humanos y de nuestra Tierra [ ]
Esta actitud de apertura y de encuentro es, sin duda, el hilo conductor de este libro del profesor Juan Pablo García Maestro. El autor, de un modo muy claro y práctico, nos da numerosas pistas de por dónde se puede caminar para promover el diálogo y encuentro entre las diferentes tradiciones religiosas. Esto lo hace partiendo de unas bases filosófica, histórica y teológica muy sólidas, aclarando numerosos interrogantes sobre temas candentes con los que nos encontramos todos aquellos que estamos trabajando en el campo del diálogo interreligioso. Trata temas tan importantes como el de la salvación, la encarnación, la New Age, el pluralismo religioso, el encuentro con las grandes religiones orientales y sobre todo con el Islam, al que dedica especial atención por su actualidad y la urgencia de entablar un diálogo serio y sin prejuicios con éste.
El autor, en el apartado dedicado al análisis teológico del documento Diálogo y Anuncio, nos presenta las cuatro formas que dicho documento propone para llevar a cabo el diálogo interreligioso: el diálogo de la vida, el diálogo de las obras, el diálogo de los intercambios teológicos y el diálogo de la experiencia religiosa. A mí me gustaría, después de bastantes experiencias de años de encuentro con diferentes tradiciones religiosas, añadir una quinta forma, el diálogo del corazón.
Esta forma de diálogo creo que está muy presente a lo largo de todo el libro. El autor insiste en numerosas ocasiones sobre la necesidad de ir más allá del conocimiento teórico e intelectual del Otro. Es necesario entrar en contacto y percibir al Otro con el tercer ojo del espíritu y del corazón. Tenemos que saltar los muros y las barreras que nos hacen permanecer encerrados en nosotros mismos y perpetuar los prejuicios. Y esto sólo se puede hacer entrando en las vidas de los otros y dejando que ellos entren en las nuestras.
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] Otro elemento muy presente en este libro, y que está muy relacionado con este diálogo del corazón, es la constante llamada a la solidaridad y a la justicia. Una solidaridad y una justicia que se comprometen con las víctimas, los pobres, los que más sufren de nuestro planeta. El diálogo se tiene que transformar en acción comprometida con los últimos de este mundo [
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Este es un lugar común en el que coinciden todas las doctrinas de las grandes religiones y que ha quedado claramente plasmado en sus Sagradas escrituras.
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] El diálogo y el encuentro interreligioso, tal vez, sea un trabajo en el que aún estemos implicados una minoría pero sin duda es una luz en el horizonte que va a resplandecer cada vez más y más fuerte si somos capaces de abrir nuestros corazones al otro y hacer de este diálogo del corazón la herramienta para construir la nueva civilización de este siglo XXI.
(Del Prólogo de Antonio J. Doménech)