CULTURA PARA LA ESPERANZA número 35. Primavera 1999

Consecuencias sociales y ambientales
de la manipulación genética en la agricultura

   El nacimiento de la "ciencia económica" que hoy avala la imposición del liberalismo económico en todo el mundo, coincidió con una época de grandes cambios en el pensamiento occidental. Coincidió también, y probablemente no sea casualidad, con el nacimiento del enfoque analítico, cuantitativo y parcelario que desde entonces ha caracterizado la ciencia occidental. En su historia de la ciencia económica José Manuel Naredo nos cuenta que: "A partir de Descartes el todo... perdió su propia entidad para convertirse en un simple agregado al que se accedía cómodamente a través del análisis parcelario. Este análisis sacrificaba la diversidad e interrelación de las partes con su entorno para abstraer los rasgos de un comportamiento mecánico y causal que permitiera su manipulación aislada... partiendo de la idea de que la ciencia es medición." 

    Y es que el proceso de apropiación y de acumulación que caracteriza la economía liberal requiere la eliminación de lo cualitativo (lo no medible: la belleza, el cariño, la solidari-dad, el dolor ... ), y la fragmentación de lo complejo, reducien-do el mundo a parcelas cuantificables (medibles), y apropiables. Así, para esta economía las personas somos simples recursos humanos que desempeñan una tarea en un horario laboral y a un precio predeterminado , como si las demás facetas de nuestro vivir no contaran. Y la tierra, sostén y parte indisociable de los procesos que sustentan la vida, se ha reducido a hectáreas de superficie agraria, urbana, forestal... mientras que el agua se mide en términos de metros cúbicos... y así podríamos continuar. 

    La era de la ingeniería genética que hoy se quiere imponer es una nueva etapa, la culminación de este proceso paralelo de reducción y apropiación. Por un lado, por su pretensión de reducir los seres vivos a meros agregados de información genética, susceptible de manipulación, y "perfeccionamiento".  Por otro, por introducir en el mercado las propias bases de la vida, reduciendo la diversidad de la Naturaleza a "recursos genéticos" apropiables, comprables y vendibles. 

    Si la "revolución" científica del siglo XVII influyó enormemente en los cambios de pensamiento de la sociedad de la época, el auge de la biología molecular y de la genética en las ciencias biológicas -y un bombardeo propagandístico muy interesado- están llevando a un cambio, sutil pero fundamental, del pensamiento de nuestra sociedad. Hoy no es raro escuchar, hasta en el rincón más recóndito, comentarios que hace unos años serían impensables. Y es que poco a poco se nos está acostumbrando a pensar en términos de genes, y no de seres vivos que disfrutan o sufren en un entorno muy particular y concreto. Las enfermeda-des, oímos, tienen un origen genético. Y se habla ya con toda naturalidad de cualidades y comportamientos genéticos, y de clonación y de mejora genética de los seres vivos (incluidas las personas). Y no faltan los chistes sobre absurdas fantasías transgénicas. Pero la velocidad a la que lo genético va impreg-nando lo cotidiano, e invadiendo insidiosamente el pensar de la gente no es para tomársela a broma. ¿A dónde nos lleva este cambio de pensamiento? ¿Hacia qué concepto del ser, de la persona, nos encaminamos? ¿Cómo y quién definirá qué es lo apropiado, y qué modelo humano es el perfecto para la nueva sociedad? ¿Y qué relaciones humanas -y con el resto del mundo viviente-, qué sociedad construiremos en un mundo en que los seres vivos ya no serán seres vivos rodeados de otros seres vivos con los que se comunican, y se relacionan, y de un entorno que disfrutan o sufren, sino meros conglomerados de genes, que podemos "perfeccionar" a nuestro antojo? 

    Poco a poco, a medida que lo genético se magnifica, también se magnifican las "soluciones genéticas" a todos los problemas.  Y es que el énfasis en lo genético, y el espejismo de una nueva tecnología quasi milagrosa es muy útil para quienes quieren que todo siga igual, que nada cambie en un mundo muy mal repartido, y en un modelo de sociedad de consumo suicida que el planeta no puede soportar. ¿Qué importa que una mayoría carezca de agua limpia y de alimento, y de tierras para producirlo? Con las nuevas tecnologías milagrosas se supone que nadaremos en la abundancia -y por descontado que habrá para todos-. Y no hay que preocuparse, podemos seguir despilfarrando, contaminando y destruyendo nuestro entorno, porque con la manipulación genética podremos conseguir nuevas variedades de plantas -y de seres humanos, se supone- adaptados al cambio climático, a los nuevos desiertos que estamos creando, a la contaminación,... Un planteamiento muy cómodo, sobre todo para los que quieren que todo siga igual. 

    Las implicaciones de la introducción de la vida -y su diversidad- en el mercado son también enormes. A nadie se le escapa que en nuestra economía de mercado el precio de las cosas tiene poco que ver con su valor. Por otra parte los principios avaros, mercantiles y utilitarios que rigen el mercado han demostrado muy sobradamente su capacidad de destrucción de la naturaleza y de la sociedad. Pero además, y sobre todo, hay cosas a las que, sencillamente, no conviene poner precio. Para algunas y algunos la diversidad de la vida no puede tener precio, ni puede comprarse y venderse, porque es algo esencialmen-te libre.  Y porque está inserta y forma parte de la historia de cada pueblo, y de cada cultura, y de cada persona -a pesar de que se hace todo lo posible porque poco a poco lo vayamos olvidando-.  Y porque es algo común de todos, y a nadie pertenece. Y porque mientras la ciencia siga preocupándose únicamente de lo medible -y no de lo amable- no nos vale para hablar de la vida, y menos para traficar con ella. 

    Por otra parte, de sobra sabemos que el llamado "libre mercado" está lleno de trampas, y que en ese juego de tramposos siempre pierde el más débil. Y en este caso los grandes ganadores parece muy claro que son media docena escasa de compañías transnacionales del sector agroquímico y farmacéutico, que acaparan la investigación y las patentes mundiales en el campo de la biotecnología. En los últimos años se ha dado un vertigino-so proceso de concentración de la investigación y de las patentes biotecnológicas en manos de un puñado de transnacionales, que a su vez son propietarias de las casas de semillas y de algunos de los bancos de germoplasma más importantes del mundo. Con ello el monopolio de la producción biológica a nivel mundial -es decir, todo lo necesario para nuestra alimentación, nuestra salud, y nuestro bienestar queda en manos de poderosos intereses económi-cos que han demostrado sobradamente que su preocupación por el medio ambiente y por las personas, salvo en su faceta de posibles consumidores-, deja mucho que desear. 

    Un análisis de las características de los primeros cultivos manipulados que han salido al mercado, así como de los rasgos transgénicos que acaparan la atención -e inversiones- de la industria biotecnológica delata una clara tendencia al desarrollo de productos que responden a los intereses de la industria por ampliar y acaparar mercados, y no por solucionar los problemas del hambre: 
  

   RASGO TRANSGENICO % SUPERFICIE TOTAL DE CULTIVOS TRANSGENICOS 

Tolerancia a los herbicidas       54% 
Resistencia a insectos (Bt)       37% 
Resistencia vírica                       14% 
Rasgos cualitativos                  >1% 

Fuente: James,C. (1997). Global Status of Transgenic Crops in 1997. ISAAA Briefs N? 5, ISAAA Ithaca, NY. 
      Así, los primeros cultivos comercializados han sido variedades de plantas transgénicas resistentes a herbicidas, que aseguraban las ventas de herbicidas producidos por la propia industria. Monsanto, que ocupa el 2? lugar mundial en términos de ventas de pesticidas, y cuyos derechos de patente sobre el herbicida estrella de la compañía (Roundup) expiraban en el año 2000, ha conseguido así prolongar el monopolio sobre este herbicida durante otros 20 años (patentando los cultivos tolerantes a este herbicida), y asegurarse sus ventas en todo el mundo. Según datos de la propia Monsanto las ventas de Roundup han aumentado en los últimos años en un 110% en EEUU, y en un 200% en el resto del mundo. 

     Las mejoras "cualitativas", por otra parte, se refieren mayoritariamente a cualidades que suponen una ventaja para la industria alimentaria y de distribución, pero que en absoluto benefician al pequeño productor local, ni solucionan los problemas alimentarios de la humanidad (un buen ejemplo de ello es el tomate con un proceso de putrefacción retardada, uno de los primeros alimentos transgénicos que salieron a la venta en EEUU), que facilitaría su almacenamiento y su transporte a grandes distancias; o a cualidades útiles para el empleo de productos alimentarios en procesos industriales (en el maíz y en la patata, gran parte de la investigación "cualitativa" persigue modificar el contenido de almidón, etanol y otras sustancias útiles para la producción de toda una amplia gama de productos industriales). 

    A nivel ecológico, si es que ecología puede divorciarse de pensamiento y sociedad, la mayor amenaza de las aplicaciones de la ingeniería genética en la agricultura es la pérdida de diversidad biológica y cultural. Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la humanidad es la erosión del saber tradicional y de la diversidad biológica, base del equilibrio ecológico y de una agricultura sostenible. Nos enfrentamos hoy a múltiples y gravísimos problemas: cambio climático, efecto invernadero, escasez y contaminación del agua, erosión de los suelos... y por ello es más necesario que nunca conservar la diversidad de las especies y de los ecosistemas, y de los conocimientos sobre su manejo. Por otra parte el número de especies que constituyen la base de la agricultura mundial es una parte pequeña de la biodiversidad de la tierra, pero su variabi-lidad es vital para la seguridad alimentaria  La capacidad de una determinada variedad de resistir la sequía o la inundación, medrar en suelos pobres o ricos, resistir a una plaga de insectos o una enfermedad, dar mayores rendimientos proteínicos... pueden ser características cruciales para la producción futura de alimentos. Sin embargo, estamos perdiendo diversidad a un ritmo sin precedentes, tanto a nivel agrícola como silvestre, y la desaparición de especies no se debe a procesos naturales, sino fundamentalmente a las actividades humanas. Y es sabido que una de las principales causas contemporáneas de pérdida de diversidad es precisamente el desplazamiento de la agricultura familiar y de los sistemas agrícolas extensivos, adaptados a unas condicio-nes ambientales y a un entorno particular, por la agricultura comercial moderna. Las nuevas biotecnologías de ingeniería genética acentuarán este proceso, al potenciar el monocultivo de unas pocas variedades diseñadas para una agricultura de tipo industrial y para la venta en mercados globales, desplazando a las variedades locales y a los pequeños agricultores en la producción de alimentos. 

     Por otra parte, el cultivo de variedades manipuladas genéticamente supone la introducción en el entorno de organismos exóticos a una escala y ritmo de dispersión que no ha tenido precedentes en la historia de la humanidad, y que puede acelerar el ya preocupante proceso de erosión de la diversidad biológica silvestre y agrícola y el deterioro de los ecosistemas. Es sabido que un 10% de las especies exóticas que el hombre ha introducido en el entorno han causado importantes problemas, y en algunos casos auténticos desastres ecológicos. En el caso de los cultivos manipulados genéticamente, a diferencia de otras especies introducidas cuya biología nos es razonablemen-te conocida, carecemos de información sobre su comportamiento e interacción con otras especies en el medio. Su introducción a gran escala puede por tanto tener consecuencias difícilmente previsibles, ya que los ecosistemas constituyen sistemas complejos, cuyo equilibrio depende de interrelaciones e influencias recíprocas entre las diversas especies presentes. La mejora tradicional de plantas y animales ha supuesto un intercambio genético entre variedades y especies emparentadas, con dotaciones genéticas básicamente similares. Sin embargo, la ingeniería genética permite la transferencia de genes de especies, géneros y familias muy lejanas que en la naturaleza no se cruzan. La incorporación de genes procedentes de especies muy distantes puede dotar a las nuevas variedades transgénicas de rasgos novedosos que supongan una ventaja competitiva, favoreciendo su expansión. Los riesgos de efectos negativos se asocian generalmente a rasgos transgéni-cos ventajosos (como pueden ser las propiedades "insecticidas", o de resistencia a la salinidad, al frío, a la sequía etc. que actualmente se está intentando introducir en multitud de cultivos), y que caso de "escapar" a la naturaleza pueden propiciar la expansión de la nueva variedad, convirtiéndola en auténtica plaga que desplazaría a otras especies y que alteraría el equilibrio de los ecosistemas. No se puede perder de vista, además, que una vez introducidos en el medio los organismos manipulados genéticamente pueden dispersarse de forma incontrola-ble, y en gran medida imprevisible. 

    También es preciso tener en cuenta los riesgos derivados de la posible transferencia del material genético exótico de los cultivos transgénicos a especies silvestres del entorno. Es sabido que el flujo de genes de un cultivo a especies silvestres emparentadas (por polinización cruzada) es viable, si bien este hecho no ha tenido hasta ahora un impacto significativo en la evolución de las poblaciones silvestres, dado que en general los rasgos de las plantas cultivadas no suponían ventaja alguna para sobrevivir en el entorno. Sin embargo esta posibilidad de transferencia genética hacia parientes silvestres puede tener una mayor importancia en un futuro, dado que los genes incorporados a los cultivos mediante ingeniería genética pueden tener un interés considerable desde el punto de vista competitivo. De hecho, el flujo de las característi-cas transgénicas a especies silvestres ha sido constatado ya, con una rapidez en algunos casos alarmante, en diversas pruebas experimentales. Dado que los insectos polinizadores pueden transportar el polen a grandes distancias, la propagación de transgenes de los cultivos a plantas silvestres puede ser muy amplia. 

    Los rasgos que predominan en los cultivos transgénicos desarrollados hasta la fecha son la resistencia a los herbicidas, y las propiedades insecticidas. Se ha apuntado ya la despropor-cionada cantidad de recursos dedicados por la industria biotecno-lógica al desarrollo de cultivos resistentes a sus propios herbicidas. Pero es que, además, la transferencia de la toleran-cia a herbicidas a parientes silvestres considerados "malas hierbas" supondrá mayores problemas en el control de las malas hierbas en los campos de los agricultores, y potenciará un incremento del uso de herbicidas más potentes y dañinos para el medio ambiente y para la salud. En contra de lo que la industria biotecnológica pregona, a medio y largo plazo los cultivos tolerantes a los herbicidas van a suponer una espiral creciente en el empleo de herbicidas, cada vez más potentes y dañinos. La tolerancia de los cultivos transgénicos a las sustancias herbicidas supone además que se pueden usar herbicidas "totales" (también llamados de amplio espectro, porque eliminan todo tipo de plantas del entorno) lo cual es una gravísima amenaza para la flora silvestre y la fauna de los ecosistemas agrarios, de los que depende la supervivencia de multitud de especies silvestres.  Con la expansión de las variedades transgénicas se asegura una creciente dependencia de la agricultura en productos químicos de síntesis, que se sabe suponen gravísimos daños para los ecosiste-mas, y el envenenamiento de las aguas, de las tierras, y de nuestra salud. 

    La utilización a gran escala de variedades de cultivo insecticidas, autorizados en EEUU por primera vez en 1995 y recientemente en Europa (maíz Bt de Novartis), puede afectar a especies polinizadoras, a insectos que se alimentan de las plagas y que por tanto contribuyen a su control, o a poblaciones de otros insecto y de bacterias beneficiosos/as que juegan un papel importante en la conservación del equilibrio de los ecosistemas.  Por otra parte, la incorporación al suelo de los residuos vegetales del cultivo de este tipo de variedades puede dar lugar a la contaminación de los suelos y aguas por la toxina insectici-da, pudiendo afectar negativamente a la microfauna del suelo (y por tanto a su salud y productividad). En el caso de la toxina del Bacillus thuringiensis (Bt), la más frecuentemente utilizada en las variedades transgénicas, la toxina natural no suele acumularse en los suelos, ya que se utiliza de forma esporádica y en pequeñas cantidades, y se degrada con bastante rapidez; sin embargo se ha detectado que la toxina Bt de las plantas transgé-nicas puede permanecer en algunos suelos durante mucho tiempo (9 meses), conservando su actividad tóxica. Si los pesticidas sintéticos causaron estragos, con repercusiones en cadena que nadie había previsto, el gran peligro de los nuevos biocidas reside en la imposibilidad de controlar su comportamiento y evolución, ni de atajar su propagación si se detectan efectos nocivos. La transferencia de las propiedades insecticidas de cultivos transgénicos a plantas silvestres, con la consiguiente expansión de variedades silvestres insecticidas, puede dar lugar a verdaderos desastres ecológicos. 

    El posible impacto negativo de cualquier transferencia de caracteres transgénicos a otras variedades agrícolas y silvestres sería mucho más grave en los países del Tercer Mundo, donde se encuentran los principales centros de diversidad biológica del planeta. Los nuevos cultivos podrían "contaminar genéticamente" a sus parientes silvestres, reduciendo la diversidad biológica y alterando el equilibrio de ecosistemas especialmente frágiles, o desplazando a variedades locales vitales para la seguridad alimentaria de la población local y para el futuro de toda la humanidad. Como ejemplo de ello podría mencionarse también el caso -hipotético todavía- de variedades de arroz resistente a la salinidad. La transferencia de esta característica a parientes silvestres del entorno facilitaría la invasión de zonas salinas por especies vegetales tolerantes a la salinidad, que desplaza-rían a otras especies, perturbando sistemas biológicos de gran importancia ecológica y productividad. 

    También hay que tener en cuenta los riesgos derivados de una posible transferencia genética horizontal (entre especies que no se cruzan), mediada por insectos o por bacterias o virus, desde los cultivos transgénicos a otras especies. Si bien el fenómeno de transferencia horizontal es conocido, se sabe poco de los mecanismos, pautas y ritmo con que se produce en la naturaleza.  Sin embargo en el caso de los cultivos transgénicos este tipo de intercambio genético se puede ver potenciado por el hecho de que los vectores que se utilizan en el proceso de manipulación genética para incorporar el material genético a las célula de la planta con frecuencia son derivados de virus y de bacterias especialistas en "contrabando" de material genético, que pueden recombinarse con otros virus y bacterias, o ser transportados por un insecto a otro huesped. La posibilidad de una recombinación, o de movilización secundaria de los vectores (+ transgén) tiene una especial importancia en relación con la posible transmisión de genes cuya difusión no es deseable, como los genes de resistencia a los antibiótícos presentes en muchos de los cultivos transgénicos actuales. La posible transferencia de genes de resistencia a antibióticos a bacterias, dando lugar a la propagación de resistencia a los antibióticos a cepas bacterianas patógenas, es una característica enormemente preocupante desde el punto de vista de salud. 

    Por la misma razón también tienen un considerable elemento de riesgo los cultivos de plantas a las que se ha incorporado información genética procedente de virus nocivos para "vacunar-las" contra una enfermedad vírica. Se ha apuntado la posibilidad de recombinación con otros virus, dando lugar a nuevas estirpes de virus patógenas difíciles de combatir. El hecho de que los vectores utilizados rutinariamente en ingeniería genética sean interespe-cíficos (capaces de invadir las células de diferentes especies) supone un factor de riesgo adicional, ya que implica una mayor facilidad para su transferencia a un amplio abanico de especies. 

    Por otra parte, es importante subrayar que los genes no actúan de forma aislada, sino que dependen de todo un laberinto de procesos celulares, orgánicos y ambientales todavía insufi-cientemente conocidos. Los seres vivos no somos una suma de genes que funcionan independientemente unos de otros, sino que existe una integración, modelada por millones de años de evolución, para constituir el organismo completo. A menudo una función o un rasgo físico depende de varios genes, que actúan en "equipo", y un gen puede silenciar la expresión de otro gen, o potenciarla. La incorporación de un gen extraño a una célula puede interferir en la normal expresión de otros genes, perturbando de forma imprevisible su comportamiento, y provocando efectos secundarios totalmente imprevistos. La presencia de nuevas proteínas (transgénicas) en un organismo puede también dar lugar a la alteración de vías metabólicas y procesos orgánicos, afectando de manera imprevista el normal funcionamiento de un organismo. Así, en experimentos realizados con salmones para aumentar su resistencia al frío, los salmones crecían mucho más rápido que los salmones normales, al parecer debido a que la manipulación genética potenciaba la actividad del gen de la hormona del crecimiento del salmón. Y en ensayos realizados con cerdos, a los que se incorporó el gen de la hormona del crecimiento humano para aumentar su tamaño, los investigadores se encontraron con la desagradable sorpresa de que los cerdos padecían falta de visión, artritis, úlceras estomacales, debilitamiento muscular... Por todo ello, la manipulación de los cultivos puede depararnos sorpresas imprevisibles, y desagradables a nivel de medio ambiente, y para la salud humana. Aparte los lógicos y graves problemas derivados de posibles alergias a las nuevas proteínas transgénicas, la manipulación genética de una planta puede dar lugar a cambios de composición imprevistos y apenas perceptibles en los alimentos, que sin embargo pueden tener consecuencias graves a nivel de salud. Esta es una de las razones por las cuales el criterio de "equivalencia sustancial" con el que se valoran actualmente los alimentos transgénicos no es válido, y se requerirían análisis mucho más exhaustivos para poder detectar posibles problemas para los consumidores, y en algunos casos ni siquiera así podríamos detectar los problemas. 

    La expresión de los genes, lo que constituye la manifesta-ción de los distintos caracteres morfológicos, fisiológicos, de conducta, etc., viene determinada por una interacción enormemente compleja, en distintas fases del desarrollo, entre los genes y los ambientes en los cuales se desarrolla y vive el organismo. Se ha podido comprobar que con mucha frecuencia los transgenes introducidos mediante ingeniería genética son inactivados por la planta, a pesar de haber sido incorporados al genoma celular con aparente éxito. Aunque se sabe muy poco de cómo las células "apagan" o "encienden" un gen extraño, algunos autores han sugerido que se trata de mecanismos naturales de defensa, desarrollados por las células para protegerse de las posibles perturbacio-nes provocadas por la incorporación de material genético extraño. Parece, además, que estos mecanismos "silencia-dores" se activarían con mayor frecuencia en plantas sometidas a condiciones ambientales inhabituales (calor, sequía, ...), lo que dificulta una previsión del comportamiento de los cultivos transgénicos en el entorno, y de su evolución, sobre todo en las actuales condiciones mundiales de inestabilidad climática. Las nefastas consecuencias de esta inestabilidad se han podido ya comprobar en EEUU, donde más de 20.000 hectáreas de algodón Bt (con propiedades insecticidas) se vieron afectadas por una verdadera plaga del insecto que se pretendía combatir, a raíz de una ola de calor en el verano del 96; así mismo el comportamiento imprevisto del algodón transgénico de Monsanto (resistente al herbicida Roundup) ha tenido resultados desastrosos para los agricultores del Sur de EEUU, ocasionando graves pérdidas en más de 30.000 acres de superficie, que se achacaron asimismo a inestabilidad en la expresión del transgén debida a una ola de calor. 

    En definitiva, y como conclusión, necesitamos cambiar el rumbo de una ciencia/tecnología de la reducción, por otra que nos acerque a una comprensión de la vida en toda su complejidad y su belleza. Una ciencia/tecnología de la cooperación y del respeto, no de la manipulación y del dominio. Y una tecnología que sea verdaderamente un medio para un fin; pero un fin definido por la sociedad, que responda a sus anhelos y problemas, no al afán de lucro del capital transnacional. 
  

   MONSANTO Y EL CONTROL DE LAS SEMILLAS 

   Entre 1996 y 1997 Monsanto ha invertido unos 2.000 millones de dólares para hacerse con el control de importantes compañías de semillas. Las inversiones realizadas en 1998, que rondan ya los 4.300 millones de dólares (Mayo 1998), consolidan el agresivo desembarco de este gigante transnacional agroquímico en el sector de las semillas, convirtiendo a Monsanto en el cuarto productor mundial de semillas. 

   MAIZ 

   . En mayo de 1998 Monsanto adquiere la totalidad de DeKalb Genetic Corp. (con anterioridad controlaba un 40% de esta compañía), la segunda compañía de semillas de maíz en EEUU y una de las mayores del  mundo. 

   . propietaria de Holden Foundation Seed, una de las mayores empresas de semillas del mundo, que posee colecciones de germoplasma de maíz muy valiosas; proveedora de aprox. el 35% de las variedades mejoradas de maíz de EEUU. 

   . tiene acuerdos con Golden Harvest Seed y con Novartis para comercializar maíz transgénico. 

   . Estas adquisiciones y acuerdos convierten a Monsanto en la empresa más poderosa en el lucrativo mercado de semillas de maíz mundial, con Novartis y Dupont/Pioneer Hi Breed como principales competidores. 

ALGODON 

   . En Mayo de 1998 Monsanto compra de la totalidad de Delta & Pine Land, la mayor compañía de semillas de algodón de EEUU. Con esta nueva adquisición (desde el 97 era ya propietaria de un 40% de esta compañía), Monsanto se hace con un 85% del mercado de semillas de algodón en EEUU, y gran parte de los mercados mundiales. 

   . es propietaria mayoritaria de Calgene, a su vez propietaria de Stoneville Pedigreed Seed Co., una cía. de semillas de algodón. 

   . La reciente adquisición de Agracetus le convierte en titular de patentes muy amplias sobre el algodón. 

SOJA 

   . Mediante la reciente compra de Asgrow Agronomics, una de las empresas de semillas de soja más importantes, accede a este sector. Asgrow posee alrededor del 18% del mercado de semillas de soja de EEUU, y pasa así de competidora a mecanismo de distribución del herbicida Round Ready. 

COLZA 

   . Es propietaria mayoritaria de Calgene, empresa de semillas de colza que además contrata directamente con agricultores el cultivo de soja manipulada para molturadoras y usuarios finales. 

PATATA 

   . Propietaria de Nature Mark, una importante casa de semillas de patata. 

   0TROS FRUTOS Y VERDURAS 

   . Tiene acuerdos para suministrar tecnología genética para la manipulación de plantas a Empresas La Moderna, una compañía de semillas propietaria del 22% del mercado de semillas mundial de verduras. Mediante este acuerdo de colaboración tecnológica Monsanto se convierte en "proveedor preferido" de rasgos agronómicos y de calidad que ELM utiliza en sus semillas de frutas y verduras. 

    Con la compra de Delta & Pine Land y su tecnología de semillas "suicidas" Terminator, en 1998, el desembarco de Monsanto en el sector de las semillas adquiere una especial trascendencia. 
  

Citas 

1. José Manuel Naredo. "La Economía en Evolución. Historia y perspectivas de las categorías básicas del pensamiento económi-co". Siglo XXI de España Editores, y Ministerio de Economía y Hacienda. 1987. 
 

Las 10 Compañías Agroquímicas más grandes del Mundo
Compañía  Casa Matriz Ventas 1995 (millones $$) Comentario
Novartis Suiza 4410  Ciba Geigy + Sandoz
Monsanto EEUU 2472
Bayer Alemania 2373
Zeneca Reino Unido 2636
AgroEvo Alemania 2344 Antes Hoechst y Schering
Du Pont EEUU 2322
Rhone Poulenc Francia 2068
DowgElanco EEUU 1962
American Cyanamid EEUU 1910
BASF Alemania 1450

Fuente RAFI, basada en AGROW nº 253,196

Las 10 principales compañías agroquímicas contabilizaron 23.600 millones de dólares, es decir el 81% de las ventas agroquímicas mundiales en 1995. 
 
Las 10 Compañías de Semillas más grandes del mundo 
Empresa Casa Matriz  Ventas estimadas(millones $$) Comentario
Pioneer Hi Bred Intl. EEUU  1.500 millones 
Novartis  Suiza  900  fusión de Ciba Geigy + Sandoz
Limagrain Francia  525 
Seminis  Méjico 500 millones  Empresas La Moderna + J. BaU
Zeneca/Van der Have  Holanda  460 millones  fusión pendiente 
Takii  JapóN  450 millones 
Dekalb Plant Genetics  EEUU  520  Monsanto es propietario del 40% aprox.
KWS  Alemania  315 millones 
Sakata  Japón  300 millones 
Cargill  EEUU  250 millones 

Fuente RAFI, en base a información de Kent Group Inc.

 La industria de semillas comerciales tiene un valor de ventas anuales de 15 mil millones de dólares. 
  Las 10 compañías más grandes facturan 5.520 mil millones, o el 37% del mercado mundial. 
 
 
  
Las 10 Compañías Farmacéuticas más grandes del mundo 
Compañía  Casa Matriz  Ventas en 1995(millones $$) Comentario 
Glaxo Wellcome  Reino Unido  1.180 millones
Merck  EEUU  1.096 
Novartis  Suiza  1.094  Ciba Geigy + Sandoz 
Hoechst  Alemania  992 
Roche  Suiza  782 
Bristol Myiers Squibb  EEUU  781 
Pizer  EEUU  707 
Smith Kline Beecham  Reino Unido  660 
Johnson & Johnson  EEUU  630 
Pharmada & Upjohn  Suecia  626 

Fuente: RAFI, en base a Wall St.Journal 7 marzo 96

 RAFI estima que el mercado mundial farmacéutico anual asciende a 197 mil millones de dólares aproximadamente.    Las 10 empresas más grandes facturan aproximadamente el 43% de total. 
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