CULTURA PARA LA ESPERANZA número 40. Verano 2000.

KEN SARO-WIWA
Defensor de los derechos del pueblo Ogoni desde la no-violencia

Ken Saro-Wiwa era un hombre de paz, que desde su posición de escritor fue un gran defensor de los derechos humanos. Luchó de forma no-violenta por la dignidad de los pueblos del Delta del Níger. Le fue concedido el premio alternativo al Novel de la Paz en 1994 por "el correcto modo de vivir" y Amnistía Internacional le otorgó el estatuto de preso de conciencia En 1995 fue galardonado por la defensa del Medio Ambiente.

Saro-Wiwa nació un 10 de octubre de 1941 en Boris, estado de Rivers en la costa sur de Nigeria. Pertenecia a la comunidad de los Ogoni, etnia minoritaria situada en el Delta del río Níger, zona muy empobrecida a causa de las multinacionales petroleras como la Shell, Elf, Agip, Chevron, Mobil. Creció en el seno de una familia muy unida con fuertes vínculos culturales en la zona: su padre, anglicano, interpretó el cristianismo teniendo en cuenta la cultura. Saro-Wiwa contaba que de pequeño jugaba al fútbol en los terrenos contaminados por el petróleo que despedían un olor fuerte y que de noche los lugareños no dormían debido al ruido de las refinerías

Estudió en la Universidad de Ibadan. Fue profesor de Secundaria en el mismo colegio donde estudió y de ahí pasó a enseñar en las universidades de Nigeria y Lagos. Más tarde se pasó a la política ocupando cargos en diversos ministerios como el de educación. Llegó a fundar una editorial "Saros International Publishers" donde publicó sus obras literarias. A principios de los 80 empieza a escribir y en 1983 publicó su primera novela. Llegó a escribir series para la televisión alcanzando la fama como escritor.

Le preocupaba mucho la situación de precariedad en que vivía su pueblo debido a las extracciones de petróleo que se estaban llevando a cabo en la zona, contaminando y poniendo en peligro el ecosistema, empobreciendo y reduciendo las tierras cultivables. En 1990 funda junto con otros el Movimiento para la Supervivencia del Pueblo Ogoni (MOSOP), desde el cual reclamaban autonomía política; participación en las riquezas petroleras extraídas de sus tierras; y el derecho a controlar su entorno ecológico. Saro-Wiwa fue su portavoz; aprovechando su fama de escritor y sus rela

ciones con otros autores quiso atraer la atención del mundo sobre la situación de su pueblo. Denunció al gobierno y a la Shell de ser los culpables de la destrucción del ecosistema de la región reclamando a la Shell indemnizaciones, esto le llevó a tener conflictos con el gobierno y la Shell, siendo encarcelado varias veces. Durante una de sus estancias en la cárcel (1993) escribió entre otras cosas:

"Todos dormían, menos yo. Mis pensamientos fueron para la gente ogoni y el compromiso que había adquirido para aliviar su sufrimiento durante el resto de mi vida. Mi preocupación por los ogoni ha sido un artículo de fe, asumido desde la escuela primaria, alimentado durante la escuela secundaria y hecho realidad durante la guerra civil nigeriana en 1967-1970. (...)

Shell International considera como un insulto que un hombre negro, una comunidad negra, se atreva a desafiarla y muestre al mundo que la compañía es una amenaza medioambiental en Nigeria, pero no en Europa y América, (...)

Es mi credo que la literatura en una situación critica, como en Nigeria, no puede estar separada de la política... Mi experiencia es que los gobiernos africanos pueden ignorar a los escritores, porque son pocos los que saben leer y escribir.

El escritor debe ser l´homme engagé, el hombre intelectual de acción. Debe establecer contacto directo con la gente y ser un recurso para el reforzamiento de la literatura africana a través del lenguaje. Solemos escribir de forma excelente sobre lo que experimentamos directamente, muy bien sobre lo que oímos y bien sobre lo que imaginamos. En una situación tan crítica como la de Nigeria, es completamente inútil sentarse y ver pasar a los terroristas y patanes que arrasan el país y tratan a la gente de forma inhumana. Estos eran muchos de los pensamientos que pasaban por mi mente mientras esperaba en la cárcel de las dependencias policiales".

En Mayo de 1994 son asesinados durante una manifestación en la calle cuatro jefes tradicionales Ogoni. Saro-Wiwa es de nuevo arrestado junto con ocho compañeros culpados por incitación a la violencia. Es juzgado por un tribunal militar especial, fue acusado de complicidad en estos asesinatos sin posibilidad de defensa. Sentenciado a muerte y posteriormente ahorcado el 10 de noviembre de 1995 en Port Hacourt con sus compañeros Ogoni.

Saro-Wiwa pretendía pronunciar como alegato final de su defensa un texto que no pudo leer:

"Vuecencia, todos nosotros seremos un día confrontados por el juicio de la Historia. Yo soy un hombre de paz y de ideas, yo me he preguntado por la indecente pobreza de mi pueblo, que vive sobre una tierra dotada de riquezas por la providencia, afectada por su marginación política y su estrangulamiento económico, un hombre sublevado por la devastación de su tierra, su último patrimonio, un hombre deseoso de preservar su derecho a la vida y a unas condiciones de vida decentes (...) he consagrado mi vida y mis recursos intelectuales a esta causa.

No albergo ninguna duda del éxito de la causa por la que decidí batirme, sean cuales fueren los procesamientos que nos sean entablados, a mí y a los que creen en nuestra causa y los obstáculos que podamos encontrar en nuestro camino. Ni nuestro encarcelamiento ni nuestra muerte podrán frenar nuestra victoria.

Repito que un día nos enfrentaremos todos al juicio de la Historia. Mis compañeros y yo no somos los únicos procesados. La Shell también es juzgada aquí hoy. La compañía, es cierto, ha logrado mantenerse al margen de este proceso, pero su día llegará (...) No tengo ninguna duda de que un día le serán pedidas cuentas sobre la guerra ecológica que ha librado en el delta y pagará por sus crímenes.

También se juzga aquí a la nación nigeriana entera, sus actuales dirigentes y cuantos les sostienen (...) No se trata sólo de los militares, Una manada de políticos les apoyan: abogados, jueces, universitarios y hombres de negocios. Todos se escudan tras la afirmación de que ellos se limitan a cumplir con su deber. Son hombres y mujeres que no tienen siquiera el coraje de responder de sus actos. Si, aquí se nos juzga a todos, señoría: porque por nuestros actos hemos traicionado a nuestro país y hemos comprometido el futuro de nuestros hijos. Yo predigo que los enigmas de la historia que se juegan en el delta del Níger conocerán pronto su desenlace. Los futuros capítulos de esta historia han sido escritos en este proceso. Dependerá de las decisiones que tomen los opresores el que se desarrolle o no por los métodos pacíficos que yo siempre he defendido.

Profundamente convencido de mi inocencia frente a los falsos cargos de los que se me acusa, hago un llamamiento al pueblo ogoni, a los pueblos del delta del Níger y a las minorías oprimidas de Nigeria a que se levanten y luchen pacíficamente por sus derechos, Dios y la historia están de su lado".

El "delito " de Saro-Wiwa fue luchar por la protección de su hábitat, deteriorado por las multinacionales petroleras durante 30 años, fundamentalmente la Shell. Su voz era demasiado molesta tanto para la Shell como para el régimen militar. Ken Saro-Wiwa creía en un solo combate: el de las palabras y la voz Insistía siempre a su pueblo que hiciesen valer sus derechos de manera pacífica. Tuvo el valor de desafiar a la Shell con su voz y su pluma y ésta montó un sistema de vigilancia a sus actividades a escala mundial, llegando a ser cómplice de su muerte.

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