CULTURA PARA LA ESPERANZA número 44. Verano 2001.

SINTEL: Un estudio de caso de la nueva economía

El Viejo Topo Junio 2001

José Antonio Rubio García y Carlos San Román Delgado

La lucha de los trabajadores de Sintel nos concierne a todos, pues no solo se enfrenta a una injusticia flagrante, que merece nuestra solidaridad, sino porque al hacerlo nos muestra hasta las entrañas de esos monstruos contemporáneos que, viajando a lomos de la globalización, conocemos con los nombres de ultraliberalismo y capitalismo mafioso

Llegamos al Campamento de la Esperanza para que el líder sindical, Adolfo Jiménez Blázquez, presidente del Comité Intercentros de Sintel, nos cuente el porqué de sus reivindicaciones y los motivos que les han llevado hasta aquí. En este mundo de los mass media tiene que haber una imagen y un mensaje unificado, y Adolfo representa ese papel. Recuerda al viejo sindicalista combativo, pero su discurso se halla inmerso en el contexto del siglo XXI. Este artículo, en su mayoría, es un breve resumen de la larga conversación que mantuvimos con él.

Qué es Sintel

Sintel es una empresa fundada en 1975. Los trabajadores procedían de dos empresas: Liena y Sitre, creadas en la década de los cincuenta. Sintel fue fundada por Telefónica como filial 100%, a imagen y semejanza suya como si fuese un departamento más de Telefónica. Su principal finalidad era abordar en el 75 el Plan de Automatización Rural. La Dirección y el Consejo de Administración eran de Telefónica, y por tanto todos sus directivos. ¿Por qué se crea Sintel si Telefónica era un monopolio? Es creada como un instrumento de regulación de los precios de mercado. El plan de automatización pretendía cambiar todos los postes de madera del territorio nacional; los antiguos hilos de cobre por cables; las centrales manuales, que existían con telefonistas en todos los pueblos y ciudades, por centrales semiautomáticas. Requería unos planes de inversión fortísimos en un país mucho más atrasado que sus vecinos europeos y donde las telecomunicaciones empezaban a jugar ya el importante papel que desempeñan en la actualidad. Nacida en plena época de crisis económica la plantilla de Sintel, que originariamente contaba con 500 empleados, llega a 1990 con 3.700 trabajadores en su matriz fijos y con diversos convenios colectivos firmados. Tenía una serie de filiales cuya plantilla global ascendía a 4.500 ó 5.000 trabajadores. En las filiales, la plantilla no era fija y por tanto fluctuaba, de ahí la imposibilidad de dar unos datos exactos.

La crisis de Sintel

En 1991, cuando comienza la crisis de Sintel se producen una serie de acontecimientos: Telefónica reduce drásticamente sus inversiones, al haber abordado ya su plan de ampliación de redes, y reduce la inversión en equipos e instalaciones. Sintel trabajaba en todo el territorio nacional e internacionalmente, como el proyecto de Trípoli en Libia. "Allí estuvimos varios años, viviendo en un campamento cuyas condiciones no eran mucho mejores que las que veis aquí en el campamento de la Castellana", recuerda Adolfo. La edad media de la plantilla, en esos años, giraba en torno a los 35 años. Una plantilla muy integrada y altamente cualificada, vanguardia en todo el sector con cerca de 400 ingenieros y entre 500 y 600 técnicos llamados no titulados, el equivalente a la actual FP2, pero que con su formación y experiencia hacían los mismos trabajos que los titulados. Las áreas de trabajo de la empresa eran diversas y su organización también; poseía una sección de Ingeniería de Diseño con 100 ingenieros distribuidos geográficamente en siete grandes zonas: Valencia, Barcelona, San Sebastián, Madrid, Vigo, Sevilla... Y el resto de la plantilla técnica dedicada a la gestión de obras y, sobre todo, a la prueba de equipos. "Primera cuestión que sorprende: si en 1991 Telefónica reduce sus inversiones entendemos que, al ser Sintel filial 100%, y que hay otras empresas en el sector que nos hacen la competencia pero ninguna con el área técnica de planta interior e ingeniería, pues trabajaban solamente en las áreas externas; lo lógico sería que primero tuviéramos trabajo nosotros, Sintel, y no las otras... Y claro, eso no lo digo ya desde la perspectiva sindical, sino desde la propia lógica mercantil". Telefónica, por las razones que sean, decide que tiene que eliminar Sintel, produciéndose una serie de hechos y reduce drásticamente el trabajo a su filial. La decisión de Telefónica fue la siguiente: «Para poder cargarme mi filial, Sintel, tengo que hacer que aparezcan resultados negativos, y para ello comienza con un plan estratégico de eliminación" deduce Adolfo. De 62.000 millones de facturación, que fue la facturación máxima, bajan a 35.000 millones. Generan un nivel de subcontratación del 70%, facturando ellos, pero desviándose el trabajo a subcontratas, "es aquí donde comienza una auténtica corrupción en Telefónica.

Estas subcontratas estaban dirigidas por gente relacionada con altos directivos de Telefónica, no digo familiares o amigos, pero en cualquier caso testaferros". Por un lado, el trabajo asignado a Sintel se reducía a la mitad y por otro derivaban ese trabajo, "y nos iban dejando como subempleados. Si en ocho horas había que producir X nos daban material para producir sólo la mitad, con lo cual mi productividad podía ser altísima pero mi producción era bajísima", según Adolfo. Además, se produce una descapitalización: existía una filial de Sintel llamada Telefónica y Sistemas pero "fue llevada a la matriz, que es la que ha engordado y se ha vendido hace un año a Radiotrónica por 25.000 millones. Pero ni reduciendo el trabajo ni haciendo estas operaciones Sintel entraba en pérdidas".

Ante esto, optan por una desinversión, y aprueban unos planes de inversión para el grupo de filiales donde la inversión en Sintel fue cero, aun siendo su filial más grande en número de trabajadores y en facturación por aquel entonces. "El capital social era 1.100 millones y lo lógico es que lo hubiesen ampliado, pero aún así Sintel sigue funcionando y dando beneficios. Entonces se producen ya hechos drásticos: en noviembre de 1992, el 25 % de la filial argentina de Sintel, de la cual otro 25% pertenecía a un socio local, se lo queda Telefónica por 10 millones de pesetas, y pasa a depender de Telefónica Internacional, su nueva filial internacional. Los resultados de esta filial argentina en 1993 son 1.415 millones de beneficios, cuando había sido vendida la cuarta parte por sólo 10 millones. En ese mismo mes de noviembre se produce otro hecho: hay otra empresa filial o participada con el 39% de capital de Sintel; Duro Felguera tenía el resto. Amplía capital social Sintel en esa filial ese mismo mes por valor de 80 millones. En el 93 se producen 1.090 millones de pérdida, "es decir", aclara Adolfo; "donde amplían capital se producen 1.090 millones de pérdidas y donde venden por 10 millones se producen 1.415 millones de beneficios".

Finalmente, para obligar a la empresa a entrar en pérdidas recurren al último resorte: al ser una empresa de instalaciones necesita mucho capital circulante; sin embargo, Telefónica al igual que otorga el trabajo también decide cuando paga, por tanto decide que Sintel no facture. En un contexto en el que hay que pagar nominas y otros gastos se genera un gasto financiero que era el doble de lo normal, pero ni aún así se entra en pérdidas. Claro que Telefónica con esta operación no perdía dinero, ya que lo financiaba otra filial de Telefónica llamada Telefinsa, "todo lo que a nosotros nos exprimía como a un limón se lo pasaba como gasto financiero a su otra filial Telefinsa, engordando ésta sus resultados, mientras Sintel adelgazaba. Como luego el balance consolidado lo presentaba la matriz, todo quedaba en casa".

Ante esta situación de "crisis" se plantea la reducción de 700 puestos de trabajo tras una serie de huelgas y sin querer negociar el convenio colectivo por parte de la dirección. Por fin, los empleados acceden tras comprometerse la dirección de Sintel y Telefónica a subir la facturación, se amplía en 4.000 millones el capital social, y se conceden actividades de mayor valor añadido. A cambio, los empleados deben aceptar un plan de reducción de plantilla en tres años de 700 puestos, al cual acceden. Sin embargo, lo que tenía que ser una reducción de plantilla en tres años se ve completada en año y medio. Una vez consumada esta reestructuración, Telefónica reduce de nuevo la cartera de trabajo, no invierte en la ampliación de capital y no concede ninguna actividad de mayor valor añadido.

Cándido Velázquez, el entonces presidente de Telefónica, decide prescindir de los servicios del entonces presidente del Consejo de Administración de Sintel y coloca en su lugar a su amigo y antiguo Director Financiero de Telefónica, José Luis Ucieda. Todo de forma imprevista. El nuevo presidente comunica al comité de empresa que no quiere saber nada del pasado y que su cometido es conocer los parámetros de viabilidad de la empresa. La descripción de Adolfo sobre Ucieda resalta su fría personalidad: "un economicista, un fanático de las finanzas, un sectario, para él los individuos somos números en una celda de Excel. No existen".

El nuevo presidente plantea, a los tres meses, que hay que reducir otros 600 puestos en las mismas condiciones que la anterior reducción de plantilla. A efectos sindicales, el Comité de Empresa se sentía ahogado por una serie de circunstancias: dependían de un monopolio que decide cual será su cartera de trabajo, sin libertad para aceptar otras ofertas y dependiendo de un consejo y un capital impuesto por la dirección de Telefónica. Aún así, deciden luchar por sus derechos y no aceptan un plan similar al no cumplido anteriormente. A pesar de ello, Ucieda decide sacar adelante el plan, aprovechando la reciente aprobación de la Ley de Reforma Laboral, y basándose en ella despide a un jefe de sección, despido que llevará a los empleados a una huelga de tres meses como muestra de solidaridad obrera y conscientes de lo que está en juego. Estamos a finales del año 1995, en plena época de convulsión nacional ante la avalancha de denuncias en los medios de corrupción política del partido en el poder y recordemos que los altos cargos de Telefónica eran miembros del PSOE.

Tras esta huelga y su repercusión mediática deciden sentarse a negociar. La propuesta consiste en jubilaciones anticipadas y otras medidas hasta reducir la plantilla en otros 600 empleados, sumando ya un total de 1.300 si se tiene en cuenta la reestructuración precedente, no habiendo caducado todavía el anterior convenio que estimaba la reducción en sólo 700.

Al mismo tiempo que se reducía personal en Sintel, las otras filiales de Telefónica engordaban sus plantillas con trabajadores en situación laboral precaria y con solo un 10% de fijos. En enero del 96, el Comité de Empresa decide denunciar el convenio que había caducado el 31 de diciembre del año anterior, renunciando la dirección de la empresa a negociar un nuevo convenio colectivo. No obtienen contestación alguna, a pesar de intentar entrevistarse con Cándido Velázquez, hasta el 30 de marzo. Se enteran por la prensa de la venta de la empresa al multimillonario y líder anticastrista Jorge Mas Canosa. Para Adolfo está muy claro quienes son los auténticos responsables: "no pudieron desmontarnos, no podían con nosotros y el último acto de venganza de Cándido Velázquez y Felipe González fue vendernos. Felipe González, con mayúsculas, es el responsable de esta situación.»

La venta de Sintel

Felipe González era el primer responsable, ya que era el Presidente del Gobierno. Por tanto, la persona que puso al frente de Telefónica, empresa pública en ese momento, a Cándido Velázquez. En el consejo de Administración de Telefónica del 29 de marzo de 1996, que estaba compuesto por nueve altos cargos del PSOE, unánimemente todos votaron vender Sintel a Mas Canosa. Los ministros socialistas juraron personalmente a los representantes sindicales de Sintel que ellos desconocían la operación. Por su parte, Felipe y Cándido nunca se dignaron a dar una contestación. Este hecho lleva a pensar al Comité de Empresa que fue González quien dio la orden de venta, son conscientes de la imposibilidad de presentar pruebas sobre esto, pero para ellos hay indicios más que fundados. El presidente del Comité Intercentros y el resto de trabajadores de Sintel han elaborado una teoría, que podría explicar la decisión de González: "Felipe González dio la orden a Cándido Velázquez de vender la empresa a Mas Canosa, con la idea y el deseo de que cerrase Sintel para borrar las huellas del GAL. Sabéis que estaba acojonado porque iban a por él [ ... ] ¿Sabéis por qué las huellas del GAL? Lo voy a decir para que quede grabado, porque Francisco Álvarez, jefe de la lucha antiterrorista de los GAL, estuvo en Sintel contratado, en Barcelona, durante cuatro años estuvo en nómina de Sintel como jefe de seguridad. Y porque ETA nos puso varias bombas en el País Vasco en oficinas de Sintel, y porque no nos alquilaban viviendas en el País Vasco a trabajadores de Sintel... Porque nos acusaba ETA de que hacíamos escuchas. Nosotros nunca hemos hecho escuchas [ ... ] Y metió a Francisco Álvarez cuatro años en Sintel, así que Felipe González tendría que explicar eso, por eso lo vendió. Y si él no dice nada, nuestras conclusiones son esas. ¿Estamos equivocados? Lo siento".

Esta venta no afecta sólo al PSOE, sino que hay que tener en cuenta al nuevo gobierno del PP y su más que probable conexión con el grupo anticastrista de Mas Canosa. Ambos partidos silenciaron las circunstancias de la venta, lo que demuestra la existencia de favores mutuos. La decisión fue tomada por el Gobierno en funciones y con el Parlamento disuelto. Una decisión de este calibre, la venta de una empresa publica por un gobierno en funciones, no hubiese sido posible sin la connivencia con el Partido Popular. La opinión pública no hubiese aceptado esta venta bajo un gobierno del PP por los lazos que unen a Mas Canosa con José María Aznar, ni tampoco que una persona estrechamente ligada a Felipe González la hubiese vendido. Tomar esa decisión durante el periodo de traspaso de poderes y en Semana Santa evita el debate público, y oculta un "Pacto de silencio" entre ambos partidos. De esta forma, los intereses de ambas élites políticas quedan satisfechos y el silencio garantizado, una muestra del desprecio de estas élites hacia las instituciones democráticas y hacia los ciudadanos.

El nuevo propietario de Sintel se niega a enseñar el contrato de compra-venta al Comité de Empresa. Los nuevos dueños pretenden reducir el salario un 25%. Tras estas propuestas, los trabajadores deciden ir a la huelga y se manifiestan a finales de junio en Madrid ante el Ministerio de Trabajo. Se entrevistan con el ministro Arenas y con el secretario de estado Pimentel. A pesar de existir cobertura informativa, no apareció ninguna noticia en los principales medios de comunicación. Gracias a esta manifestación obtuvieron una copia del contrato, pero sin los anexos. El contrato se resumía someramente en lo siguiente: ampliación de capital en 5.000 millones que hace Telefónica en dos tramos; diciembre del 95 con 2.000 millones (lo que demuestra que hubo contactos para venderla); y en abril del 96 los 3.000 millones restantes en el mismo acto en que se firma el contrato con MasTec. La compra del grupo de Mas Canosa de Sintel se realiza por 4.900 millones de pesetas, a pagar en cómodos plazos de tres años. Además, Telefónica se comprometía a encargar obras a Sintel por valor de 75.000 millones de pesetas en estos tres años. Curiosamente, la empresa compradora facturaba sólo una tercera parte de lo que facturaba Sintel, 15.000 millones, frente a los 54.000 de la antigua filial de Telefónica. Y aquí aparece Telefinsa para poder financiar una operación a la que MasTec no podía hacer frente por falta del aval de los bancos.

En el momento de la venta se producía un pago por parte de MasTec de 650 millones de pesetas y otros 650 el día 31 de diciembre de 1996. Los restantes 3.600 millones se dividen en dos letras de 1.800 millones cada una, que todavía no se han pagado cuando el vencimiento de la última letra era el 31 de diciembre de 1998. Dinero que por lo demás hubiese sido pagado con los beneficios que la propia empresa generaba. Pero, casualmente, Telefónica ya lo había previsto. En el contrato había una cláusula que estipulaba que en el supuesto de que el comprador no hiciese frente a sus obligaciones mercantiles, Telefónica le retiraría la cartera de trabajo; situación que se produjo en febrero de 1999. Además, el mismo día de la venta, MasTec vende los locales propiedad de Sintel a Telefónica por valor de 1.500 millones, cuando los expertos dicen que valen más de 20.000 millones de pesetas, dejando a Sintel sin patrimonio. Como muy bien señala Adolfo Jiménez: "nos dejaron sin locales y tuvimos que alquilar otros. Ahora estamos desahuciados... Hoy nuestra oficina y empresa es el campamento."

El día 30 de diciembre de 1998, MasTec, a través de sociedades interpuestas, vende Sintel en las Islas Vírgenes. Telefónica no lo impide, aunque el día siguiente, fecha en que expiraba el plazo límite del pago, no recibe señales de cobrar los pagos de los otros dos plazos previstos en la venta de abril de 1996. Ante tal situación, cuando menos sorprende que Telefónica no haya recurrido a los tribunales.

La venta de Sintel niega la lógica del capital, Sintel es una empresa que hasta el momento de su cierre tiene ganancias continuamente reiteradas y que destaca por su gran solvencia económica, como muestran los beneficios de los últimos cuatro años (96-99): 8.300 millones de beneficios, de los cuales 3.400 corresponden al 99. Se trata asimismo del sector de las telecomunicaciones; sector de mayor inversión en el mundo y de mayor beneficio en Bolsa; "y el sector donde más ladronicio hay, gracias a las stock options; y donde probablemente mas corrupción exista".

También se niegan las bases sobre las que se asienta el proceso de privatizaciones. "Se nos ha vendido como la solución más racional y efectiva para reducir los gastos del Estado y dar un mejor servicio a los ciudadanos. Sin embargo, la venta ha supuesto el enriquecimiento de unos pocos y paro y precariedad para otros muchos. En consecuencia, la asunción por parte de los ciudadanos y del Estado de los gastos sociales derivados de esas políticas empresariales y la renuncia a los beneficios de unas empresas publicas en muchos casos rentables y saneadas. Y en el factor político supone la pérdida del control de sectores claves para el bienestar de todos los ciudadanos. Sintel es uno de los principales exponentes de este tipo de privatizaciones: Telefónica se gastó 14.000 millones de pesetas de todos los españoles en sanear las finanzas de su filial, que ella misma arruinó, para terminar vendiéndosela a Mas Canosa por solo 4.900 millones, que todavía no ha recibido.

¿Y cuánto ganó la familia Mas Canosa con la operación? Según los datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y del contrato de compra-venta entre Telefónica y MasTec, con el desembolso inicial de sólo 650 millones de pesetas por parte de la familia cubano-americana, automáticamente consiguieron 3.000 millones ingresados por Telefónica en ampliación de capital; 1.500 ingresados por la venta de inmuebles a Telefónica; un crédito fiscal de 581 millones; 14.117 millones gastados por Telefónica en sanear Sintel; una empresa que en el momento de la venta (1995) obtuvo 2.123 millones de beneficio y 40.118 millones de facturación; tres filiales en España y cuatro en Latinoamérica; contratos por valor de 75.000 millones entre 1996 y 1998; compromiso de Telefónica para gestionarle con los bancos la refinanciación; posibilidad de revender una vez que haya generado plusvalías; y el compromiso de Telefónica de no competir con Sintel durante cinco años. A todos estos datos hay que añadir lo publicado por el diario económico Cinco Días el 31 de mayo de 1996: mes y medio después de la venta, MasTec subió un 400% en la bolsa norteamericana obteniendo unos beneficios de 30.000 millones de pesetas, de los cuales 26.000 son plusvalías.

La fiscalía anticorrupción abrió diligencias de investigación, el 14 de marzo de 2001, sobre las presuntas irregularidades cometidas en Sintel. Estas diligencias comprenden la operación de venta de la filial de Telefónica a MasTec, su posterior gestión y la venta que realizó la familia Mas Canosa a sus posteriores administradores en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes. La investigación cuenta con el visto bueno del fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, y resulta de una denuncia formulada por los sindicatos que acusan a Telefónica de complicidad con la familia cubano-americana, y a ésta de haber saqueado la compañía.

Telefónica, la mafia de Miami y el Partido Popular

"No hicimos las huelgas para subir el salario por encima del IPC, o para mejorar las condiciones de trabajo y sociales, las hicimos para defendernos de la agresividad brutal y especulativa de este capitalismo financiero en complicidad con Telefónica. Son lo mismo. No hay diferencia, uno tiene una marca y un prestigio y el otro es la mafia, pero son lo mismo. Practican el fascismo a través del terrorismo de prácticas empresariales que hace que no te peguen el tiro, pero te van matando físicamente, psicológicamente te están destrozando... Solamente les falta contratar a matones y que nos peguen dos tiros y palizas como se hacía hace cien años por parte de la patronal. Cosa que sí se está haciendo en Brasil, pegando palizas a sindicalistas de las subcontratas que trabajan para la Telefónica brasileña, que es propiedad de Telefónica". Estos comentarios de Adolfo Jiménez relatan el abuso continuado del nuevo capitalismo financiero y especulativo, y de su comunión con la mafia internacional. Esto es lógico, ya que en el fondo ambos buscan obtener el máximo beneficio con prácticas digamos que irregulares. Sin embargo, impacta sobremanera la complacencia y connivencia del poder político con estas prácticas.

Si bien los supuestos motivos del PSOE ya han sido aclarados, pasaremos a relatar las relaciones del Partido Popular y su presidente, José María Aznar con la familia Mas Canosa. Ya en 1995, Aznar, se reunió con José Antonio Llama, miembro de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), encargado de las gestiones con el Gobierno español y con el Partido Popular y con Jorge Mas Canosa, entonces presidente de esta fundación anticastrista. Fruto de estas conversaciones se crea una sucursal de la FNCA en España: Fundación Hispano-Cubana. De esta fundación será Secretario General Guillermo Gortázar Echeverría, miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular, cargos que aún desempeña en la actualidad. La creación de esta fundación y la llegada del PP al gobierno coincidió con un endurecimiento de la política exterior española con respecto al régimen castrista y la consiguiente crisis diplomática que se originó. Actitud que tuvo que ser rectificada por parte del gobierno, viajando el ministro Pique en junio de 1998 junto a una delegación empresarial a la isla cubana, en lo que constituyó el primer viaje de un ministro del gobierno popular a aquel país. Cuando menos es curioso el acercamiento al líder de la oposición cubana que más ha presionado a favor de la Ley Helms-Burton, que atenta directamente contra los intereses de las empresas españolas en Cuba. Es más, ha sido el propio Mas Canosa quien elaboró y proporcionó al gobierno norteamericano la lista de empresas españolas que debían ser sancionadas. Tras la muerte de Jorge Mas Canosa en 1997 se avivó el debate sobre las relaciones hispano-cubanas, apareciendo en diversos periódicos españoles artículos de miembros del Partido Popular que ensalzaban a Mas Canosa como un luchador por la democracia en Cuba y exitoso empresario hecho a sí mismo. Sin ir mas lejos, no podría ser de otro modo, el propio Gortázar en un artículo suyo publicado en El País ensalza a este "seguidor de la teoría económica de Hayek en estado puro".

A continuación, describiremos el currículum de este ferviente defensor de la libertad y la democracia en Cuba y «máximo exponente del ultraliberalismo de Hayek. Las andanzas, de este hijo de un mayor del ejército del dictador Batista comienzan con su participación en el desembarco de Bahía de Cochinos. Desde entonces, ha intentado varias veces acabar con la vida de Castro promoviendo diversos atentados contra su persona. El ultimo antes de su muerte, cuando un yate propiedad suya, ironías del destino, llamado La Esperanza, fue detenido en aguas de Puerto Rico llevando a bordo un gran cargamento de armas. Cuando fue interceptado se dirigía, supuestamente, a Isla Margarita (Venezuela), donde Fidel Castro iba a participar en una cumbre de líderes latinoamericanos. Este líder del "pueblo cubano libre" ha utilizado los fondos recaudados, por la FNCA entre el propio exilio cubano para enriquecer su patrimonio personal. Una investigación realizada por el catedrático John Nichols de la Pen State University, puso de manifiesto que de los 2.300 millones de pesetas gestionados por la FNCA para fomentar la emigración de Cuba a Estados Unidos, la mitad fueron a parar a sus bolsillos. En 1995, un grupo de intelectuales latinoamericanos denunciaba la participación de Mas Canosa en el tráfico de armas y drogas, en la mafia del juego y en la prostitución en Centroamérica, el Caribe y el sur de Estados Unidos.

Además, cabe reseñar que es Presidente de la FNCA, fundación vinculada al aparato criminal de la CIA, heredera de las influencias del ganster Santos Trafficante, base terrorista y coordinadora logística e intelectual de la represión militar y policíaca sobre el pueblo latinoamericano. La FNCA es una de las más poderosas organizaciones inmersas en dicha tarea, para la cual dispone de una sólida plataforma política y comercial en diversos países de América. Se le acusa de haber actuado especialmente en Centroamérica con asesinos a sueldo, llevando a cabo secuestros y asesinatos contra los dirigentes del Frente Sandinista y financiando y vendiendo armas a la contrarrevolución nicaragüense. Como denunció, en 1995, el presidente de la Comisión de los Derechos Humanos de Honduras, Ramón Custodio, acerca de la actividad de una organización paramilitar al frente de la cual se encontraba Luis Posada, sicario de Mas Canosa, dedicada al secuestro y asesinato de aquellos políticos "incómodos" que cometieran el "error" de denunciar las injusticias en Centroamérica. Otro lugarteniente de Más Canosa, Félix Rodríguez, antiguo "asesor" de la dictadura militar argentina e involucrado en el asesinato de Letelier, participaba en la creación junto a la CIA, en 1995, de una policía política, dentro del seno de la OEA, que perseguía a las organizaciones de las clases populares, a los teólogos de la liberación, a los sindicatos e imponía por la fuerza el aislamiento diplomático a Cuba.

Otro de los baluartes de su estrategia es la financiación de campañas electorales, como la del Presidente de Nicaragua, Alemán, quien en recompensa por los favores prestados por Mas Canosa le puso en bandeja la compra de 120 millones de dólares en bonos del Banco Central de Nicaragua; una excelente operación de blanqueo de dinero que le reportará 18 millones de dólares anuales, además de posibilidades de negocio en las maderas de Chontales y perspectivas de inversión en Enitel.

La FNCA ha penetrado en España y el Partido Popular a través de Gortázar o al menos eso parece, pero en realidad el contacto fuerte es Aznar. Su estrecha amistad con Mas Canosa es públicamente conocida, éste asistió a uno de los congresos del PP y fue en su avión particular en el que viajó Aznar por Centroamérica. Y todo esto, a pesar de contar con la desaprobación de pesos pesados del PP como Abel Matutes, por aquel entonces Ministro de Asuntos Exteriores, y el propio Fraga Iribarne, fundador del PP, quien llegó a declarar: "yo no encargo mi política con Cuba a un señor como Canosa"

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La vida en el Campamento de la Esperanza

Con un kilómetro de protesta y esperanza ocupan sus "nuevas viviendas" a lo largo del Paseo de la Castellana, en el centro neurálgico del poder económico y político de este país. Los trabajadores de Sintel deciden venir a Madrid por dos objetivos: primero, "reventar" la censura informativa que pesa sobre los medios de comunicación; segundo, no ceder hasta que les paguen las nominas que les deben y obtengan un proyecto de plan de futuro para todos los trabajadores de Sintel que voluntariamente quieran seguir en Sintel. Ya han conseguido parcialmente su primera meta, que la mayoría de los medios de comunicación se hayan hecho eco de que existe un problema. No solamente han conseguido este objetivo, sino generar una corriente de solidaridad y simpatía, "que no haya diferencias ideológicas ni de creencias, da igual que un trabajador o ciudadano o los vecinos que tenemos aquí sean de izquierdas o de derechas: ¡no toleran esto!", apuntilla el presidente del Comité Intercentros, Adolfo Jiménez.

En el fondo, los trabajadores de Sintel son conscientes de que su lucha es un símbolo de resistencia frente al sistema especulativo y financiero en el que se fundamenta la tan "famosa" como "dañina" globalización, con la complicidad de los medios de comunicación y de las élites políticas: "no lo hacemos de una forma quijotesca divorciada de la realidad, lo hacemos para demostrar a los que más mandan que no van tener cojones para doblegar nuestra resistencia y convicción, y mucho menos nuestro orgullo de clase trabajadora", sentencia Adolfo Jiménez. La permanencia de este "símbolo" en las calles de Madrid puede suponer una importante factura política para el sistema, si siguen contando con el favor de la opinión pública o éste aumenta. Han conseguido que esos mismos que les tratan como simples números sin rostro, ahora les vean como seres humanos de carne y hueso que también sufren y padecen.

La vida diaria de los trabajadores de Sintel en el "Campamento de la Esperanza" sigue este esquema: a las diez de la mañana se realiza una asamblea todos los días, en ella se informa, planifica y organizan las actividades diarias. Día a día hay que "ir a la compra" y conocer las nuevas necesidades que surgen a los acampados. Al mediodía, peregrinación desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología, frente al que están acampados, hasta el Ministerio de Trabajo, excepto los que se quedan en el campamento encargados de la intendencia.

La supervivencia se habilita continuamente, a diario surgen nuevas necesidades que son resueltas. Ellos mismos han reparado electrodomésticos que han encontrado en la calle y han instalado sus propios baños, duchas y cocinas. Su vida se hace más amena en la Sala Social, que a la vez les sirve de Museo, con artículos de artesanía hechos por ellos mismos, y Biblioteca. Este campamento de 1.500 personas aumentará este verano, cuando en las vacaciones sus mujeres e hijos vengan a estar con ellos. Para ello están habilitando el campamento. Esta rutina está fortaleciendo su moral. Se trata, como muy bien nos explica Rafael Emper, presidente del Comité de Empresa de Andalucía y Extremadura, de "una cuestión psicológica, pretenden que nos desgastemos. Es una prueba de guerra". Característica fundamental para la supervivencia del campamento es la solidaridad, tanto de los vecinos como del resto de los ciudadanos, y la autofinanciación: venta de bonos de ayuda a la caja de resistencia, camisetas, chapas... Incluso han grabado un CD con canciones compuestas por los mismos trabajadores y que lleva por título "Canciones de lucha y esperanza".

Nota de El Viejo Topo:

Redactado ya este artículo y a punto de ser impresa la revista, aparece la noticia" de la liquidación total de la plantilla. Con un tercer expediente de regulación se pone en la calle al resto de los trabajadores que aún permanecían en la empresa. Se ha consumado pues uno de los atropellos más salvajes e injustificados en la historia de nuestra democracia.

ACCION CULTURAL CRISTIANA. Sierra de Oncala 7, Bjo. Dcha. 28018 Madrid (España) Correo electrónico: acc@eurosur.org