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CULTURA PARA LA ESPERANZA número 50. Invierno 2003

En memoria de D. Antonio Palenzuela Velázquez

"ROMPER LAS CADENAS"

 

Copiamos la nota necrológica, tal cual la publica una revista de información religiosa:

"El 17 de enero hubiera cumplido 84 años. Sin embargo, la muerte se le adelantó, sorprendiéndole un frío 8 de enero en Segovia, diócesis que Antonio Palenzuela había pastoreado desde 1970 a 1995. Natural de Valladolid, quines le trataron destacan tres aspectos fundamentales en su biografía. Su libertad, su pobreza de vida y su gran altura intelectual.

Ordenado sacerdote en Madrid, de cuyo Seminario sería profesor, licenciado en Filosofía y Teología, fue canónigo de la catedral de Bilbao entre 1954 y 1957, y vicerrector de la iglesia española de Santiago y Montserrat en Roma. Presidente de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe entre 1984 y 1993, perteneció también a las Comisiones de Seminarios y Universidades y Enseñanza y Catequesis. Autor de innumerables artículos en revistas especializadas, suyo es el libro "Los sacramentos de la iglesia". Fue enterrado en la Catedral de Segovia el pasado día 9."

Para nosotros, de manera especial por el paternal comportamiento de que nos hizo objeto, su muerte supone: pena porque desde ahora nos va a faltar su aliento y consejo; alegría por saber que ya ha entrado en el gozo de su Señor con el deber cumplido, y responsabilidad porque su muerte nos impele a seguir el camino por el trazado.

Grabada en su escudo episcopal, la frase de S. Pablo "Ubi Spíritus, ibi libertas" (donde habita el Espíritu brota la libertad) condensa, junto con la cruz en forma de estrella rompiendo una cadena, lo que fue su vida. D. Antonio fue un rompedor de cadenas. Las cadenas de la codicia y el consumismo, con su vida de pobreza; las del orgullo y el boato, viviendo con sencillez en un piso, ni siquiera espacioso, de un bloque de vecinos, como un ciudadano normal de una ciudad pequeña. Destructor de las cadenas de la ignorancia: sus homilías y escritos, para quien quiera leerlos, destilan sabiduría e irradian luz. Redentor de las cadenas del pecado y la maldad -llamémoslos así, sin disimulos- desde su amor paciente que deslizaba sin violencia al arrepentimiento. Enemigo del autoritarismo. Porque buscaba colaboradores libres y no siervos forzados (¡Cuántas veces algunos sacerdotes se quejaban de que D. Antonio mandaba poco!). Superados del clericalismo desde su apuesta constante por la promoción de la libre y responsable actuación de los seglares en todos los campo, desde el de la Iglesia hasta el de la política.

Y todo ello desde el espíritu que alienta y anima, que fomenta y vigoriza, que hace crecer y desarrolla; desde el Espíritu de las Bienaventuranzas: el Espíritu de Cristo, que ni impone ni fuerza, sino que atrae y entusiasma. Por eso D. Antonio trasmitía alegría y confianza y con confianza y alegría se le seguía como a un buen maestro.

Nosotros debemos terminar dándole las gracias por tanto bien como realizó y, de forma especial, por el que a nosotros nos hizo. Permítannos, finalmente, manifestarles que nos sentimos gozosos porque sabemos que una de sus últimas alegrías fue la que le proporcionó en el mes de agosto su visita a la Casa de Espiritualidad "Nuestra Señora de la Vegas" de Acción Cultural Cristiana, casa que, contra viento y marea, él apoyó para que se construyera.

Insertamos con gozo una fotografía suya, rodeado por un grupo de militantes seglares, junto a la Casa de Espiritualidad.

ACCION CULTURAL CRISTIANA. Sierra de Oncala 7, Bjo. Dcha. 28018 Madrid (España) Correo electrónico: acc@eurosur.org