La democracia truncada (Donato Ndongo-Bidyogo - Año 2003)
A finales de la década de los 80, ningún país africano podía considerarse democrático, si exceptuamos el raro y solitario ejemplo de Botsuana, donde funcionaban de forma regular los partidos políticos y dos Cámaras, y se iba consiguiendo un grado aceptable de desarrollo social. Tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y el fin del régimen segregacionista en Suráfrica en 1990, pareció que ese continente revivía la situación de optimismo que se conoció a principios de los años 60. La democracia es posible si se deja a los africanos ejercerla con libertad.
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